Le tengo mucho cariño a este cuadro, fue mi primer paisaje grande tras Bellas Artes. Mientras estudiaba tuve muchas dudas sobre mi carrera, la pintura figurativa estaba muy pasada de moda y lo que llamaba la atención eran las instalaciones, incluso en la asignatura de especialidad de pintura! Escuché algunas bromas de mis compañeros e incluso menosprecio de profesores de pintura por usar óleo, les molestaba el olor del aguarrás!

Recuerdo vivamente la sensación de felicidad por haber cumplido un sueño, sentado en un descanso mientras contemplaba el verde paisaje del centro de Menorca comiendo un bocadillo.

Un día me vino a ver un guarda, me hizo un par de preguntas, preocupado pues pensó que era un cazador. Al día siguiente, supongo que avisado por el guarda, vino el dueño de la finca. Yo me había colado sin más reparos por un camino particular. Pero el hombre fue muy amable, tanto que me compró el cuadro. Apenas pude disfrutarlo una vez pintado. Pero el paisaje sigue ahí, aunque ahora hay una carretera que pasa por en medio, y el recuerdo de ese sentimiento lo tengo bien guardado.