Far de Favàritx

Faváritx, Menorca. 1996.
Óleo sobre tabla. 200 x 75 cm. 
Gonzalo de Linos

La isla de Menorca, a pesar de ser muy pequeña, tiene una gran variedad de paisajes. En unos pocos cientos de metros pasas de una zona húmeda y verde a un paisaje casi lunar.

Sobre un suelo de piedra negra, en un lugar donde los días de tramontana el mar golpea con una fuerza más propia del mar del norte que del mediterráneo, surge un faro casi cómico. Pintado en espiral el faro de Favàritx es un ejemplo más de lo ecléctico de esta isla.

El cuadro está pintado desde una colina frente al faro. Hay que subir una cuesta empinada aunque corta. Lo complicado para pintar era el fuerte viento que siempre hay en este lugar. Una vez colocado en el caballete había que atarlo en cuatro direcciones y aguantar con mucha paciencia el temblor que provocaba en el cuadro.

Aún así, las cuerdas no impedían que de vez en cuando el cuadro se escapase del caballete como una vela y todo se desmontase de golpe, mientras intentaba agarrar con las manos llenas de pinceles sucios de óleo y la paleta para que el cuadro no se cayese boca abajo con la pintura fresca sobre la arena, cosa que pasó más de una vez.

Otra dificultad era subirlo y bajarlo por la montaña con ese viento y una bolsa con dos caballetes metálicos y pesados al hombro y la caja de pinturas en una mano. Le atornillé dos asas de armario para poder cogerlo con fuerza y no tocar los bordes con pintura fresca.

Un día me vinieron a ver unos chicos, me comentaron que no habían podido evitar la curiosidad que les había provocado ver a alguien subiendo una montaña desierta con lo que parecía una puerta!