A veces me hablan de sitios espectaculares cuando me conocen o ven alguno de mis cuadros de paisajes. Pero con este sitio, cuando me decidí a buscarlo, apenas tenía un par de datos: un lugar escogido por aficionados al parapente en Cuenca.

A pesar de tener una referencia tan escasa me fui a buscarlo convencido de que merecía la pena por la emoción que vi en los ojos de quién me habló del sitio, Curro.

Ahora me parece un poco arriesgado haberme llevado un lienzo de 2 metros sin siquiera haber visto fotos del sitio.

Busqué durante horas. Preguntando y preguntando me iban dando pistas hasta que vi un parapente volando.

El sitio era realmente espectacular y difícil de encontrar.

Llegué tarde y no pinté el primer día, me quedé viendo hacer los últimos saltos a esa gente tan osada, ojalá no tuviera tanto vértigo.

Puse una tienda de campaña y pinté el cuadro en cuatro días bajo un sol de justicia. El calor y las moscas convirtieron la tarea en poco placentera por decirlo suavemente, al menos hasta que bajaba el sol, los colores se saturaban y venían los hombres y mujeres voladores.